sábado, 31 de agosto de 2013

Sobre deficiencias comunicacionales y ciclos inconclusos



Ayer vi un comentario en el blog de Gerardo Fernández  de Linus que define muy bien al Kirschnerismo teniendo en cuenta que según su punto de vista en esta época política es gestionar economía. Según esto último el Kirschnerismo es inversión en gasto público para generación de mercado interno. Y agrega luego: “En esta definición política-económica, el gasto público lubrica y alimenta la maquinaria económica, si hay merma en el gasto público la maquinaria de resiente, cruje y deja de funcionar. ¿Qué problema está teniendo esta política económica? La misma que ha tenido históricamente la Argentina y las grandes potencias a partir de la desregulación económica de fines de los 70', la fuga de divisas y la estafa del mercado financiero. La ganancia producida por esta maquinaria económica se fuga, no realimenta la misma. FIN DE LA HISTORIA. Si no solucionas ese problema, estas frito, es como querer llegar a La plata con un buraco en el tanque de nafta, IMPOSIBLE.”

 

Yo diría que el gran problema se produce cuando en este esquema de gestionar economía la producción se concentra en pocas manos, sobre todo en sectores estratégicos de la economía (como la alimentación), porque entonces la generación de demanda que produce este esquema de inversión en gasto público se ve absorbida por este sector de la producción elevando los precios para maximizar la ganancia sin dedicar un solo centavo a la inversión (al menos a la inversión dentro de nuestro país). Es en ese momento cuando la generación de excedentes pasa al sector clandestino de la especulación y la timba financiera del que habla linus.

Es ahí entonces donde tiene que atacar este gobierno, no poniendo nada más que freno a la fuga de capitales vía el fácil acceso al mercado de divisas, porque ya sabemos que de todas formas ese excedente va a llegar al circuito de la especulación y es ahí que faltaron y faltan las medidas que contrarresten la psicología del ser humano y por ende de las sociedades compuestas por el mismo que nos dicta que cuando estamos en una condición de harta satisfacción económica para qué vamos a iniciar nuevos procesos en los que tengamos que poner en juego trabajo e incertidumbre. Es más fácil sentarse a especular.

En este aspecto es donde yo propongo que la producción en esos sectores estratégicos de la economía se atomice en varias manos con un control del estado sobre la estructura de precios (proposiciones a las que hice referencia acá y aquí) pero leyendo ayer a Linus también se me ocurre otra propuesta. Una propuesta más acorde al sistema capitalista, una propuesta menos traumática para los que detentan el poder económico real del país.

En que consiste esa propuesta? A ver, vamos a definir un modelo de país que queremos. El del sistema de inversión en gasto público para generación de mercado interno y para completar el esquema el de inversión del sector privado para seguir expandiendo mercado interno y para ganar mercados externos.

Pero esto no se consigue solamente con voluntarismo como dice Linus, al pueblo se le conquista con la billetera y esto mismo vale para la industria.

¿Que podría hacer el gobierno en consecuencia para conquistar la billetera del industrial?

Se me ocurre proponerle al industrial que cada peso que invierta en nuevas industrias será gravado con la mitad de la tasa del impuesto a las ganancias, que los gobiernos provinciales hagan su esfuerzo también y que a cada nueva industria radicada en sus territorios se la grave con la mitad de la tasa del impuesto inmobiliario que le correspondería abonar.

Muchos dirán pero si el mercado se satura, si ya se alcanza el techo de demanda interna?

A eso le contesto con que el techo de consumo nunca se acaba. Sí algo tuvo de acierto este sistema económico fue interpretar acabadamente la psicología del individuo que siempre está buscando algo nuevo que le permita sentirse un poco menos insignificante.

Por eso el techo del consumismo es infinito, pueden ser finitas sus necesidades de alimentación, pero el techo en general es infinito; solo hay que saber que ofrecerle y veremos que su espíritu consumista jamás será satisfecho.

Por otro lado se me ocurre ofrecerle al industrial que cada peso que exporte será gravado con una tasa mínima de retención o impuesto a las ganancias. Simplemente bastará con esa mínima tasa y con la creación de nuevos puestos de trabajo para generar mercado interno agregado.

En definitiva proponerle al industrial: “Vos me satisfaces el mercado interno, reinvertís tus utilidades y yo acompaño cobrándote menos impuestos y generamos entre los dos más mercado, para que sigas acumulando capital”.

En definitiva crezcamos todos, crezcamos como nación, si no hacemos esto el camino que queda es la regulación del mercado y la desregulación de los monopolios.

Pero hablarle también al corazón de su billetera, enseñarle que si especula solo tendrá papeles pintados que servirán para generar más papeles pintados que a la larga servirán para compran la misma cantidad de bienes que compraban antes de generar más papeles pintados y que en cambio sí invierten en producción tendrán bienes tangibles que servirán para conseguir más bienes tangibles.

Es cierto lo que dice Linus que no se supo comunicarle a la gente, que no se le hizo ver por qué tienen el bolsillo más lleno, que no se le explicó que es ésto o el viejo modelo que tuvimos hasta antes de ésto.

Es absolutamente cierto, pero también es verdadero que faltó profundizar el modelo, profundizarlo haciendo que el gobierno intervenga cada vez más en la economía o profundizarlo seduciendo al mercado haciéndolo cada vez más productivo y competitivo para que el consumo lo siga retroalimentando.

Nos quedamos en la mitad, es hora de profundizarlo, de hablarle a la gente con la verdad tomemos el camino que tomemos y ahí si explicarle lo más claramente posible que es esto o el abismo. Que esto es en pro de sus bolsillos, que quien les ofrezca otra cosa los está estafando y tarde o temprano  terminará saqueando sus bolsillos. Explicarles todo esto en palabras claras.

Hacerle saber a la gente que el cuco no es un gobierno regulador de la economía o un capitalismo nacional, que el cuco es la especulación financiera.

Si no existe un buen comunicador en el staff, salir a buscarlo. Pero antes de nada, debemos de redondear el ciclo definiendo medidas para que este sistema de gasto público-consumo pueda funcionar a largo plazo.