Hace un par de meses llegué desde México con el firme propósito de escribir algo sobre la experiencia que recogí recorriendo el territorio de ese país, pero por trabajo y a veces por pereza fuí posponiendo esta tarea hasta el día de hoy.
También, de alguna manera, me esperé tanto tiempo para tomar distancia de lo vivido y poder analizar mejor la situación.
El hecho en sí, es que me impactó muchísimo el accionar del narcotráfico y de las bandas que mantienen una puja constante con algunos cárteles y de ambos con el ejército. Sobre todo me impactó el hecho de que cada día gente más joven se una a las filas de estas organizaciones que asolan a la población, hasta el punto de llegar a sumar niños de 12 años y sin distinción de sexo en algunos casos.
Y llegado un punto, uno inevitablemente se pregunta: ¿Qué fué lo que llevó a esta sociedad a tal grado de violencia? ¿Cuáles fueron los factores que hicieron posible que proliferaran en forma tan masiva estas organizaciones?
Llegado este momento podría ser tan simplista como para resumirlo en la respuesta que uno de esos adolescentes, casi niños, me dió: “Aún estudiando y capacitándome ¿qué empleo que pudiese conseguir llegaría a brindarme una remuneración similar a la que obtengo por lo que hago en la organización?” o peor aún en esta otra respuesta de otro joven: “¿Si no tuviese el ingreso por esta tarea, mis hermanos no podrían vestirse dignamente ni tener el acceso a la educación y ni hablar de dónde conseguirían dinero para los medicamentos cuando se enferman?”
Cabe acotar que la remuneración que perciben estos adolescentes que normalmente ofician de “halcones” (vigilantes) en la organización “Z” va desde los 600 a los 1000 dólares mensuales, según sea la tarea que ejecuten dentro de la organización. Al mismo tiempo es bueno señalar que alguien que recibe un ingreso mensual de 1.200 dólares al mes en México es considerado por la inmensa mayoría de la sociedad clase media alta.
Si me quedara con esas crudas respuestas de estos adolescentes debería adjudicar el hecho de la escalada de estas organizaciones y de la violencia que las mismas traen aparejadas a la falta de empleo, al escaso empleo mal remunerado, a la falta de oportunidades, en suma a la gran desigualdad social. Y efectivamente según mi apreciación este es el principal motivo de la proliferación de los carteles y de las organizaciones delictivas que azotan ese país.
Pero, sería una visión muy simplista si solo me limitará a mencionar como único motivo la exasperante desigualdad social. Hay otros motivos que coadyuvan a dicha proliferación que son dignos de estudiar, para que esto no se propague por diversos países, los cuales trataré de enumerar someramente:
a) El consumismo que ha elevado nuestras necesidades en forma exponencial y más aún en el caso de México por ser un país con industrias que producen alta tecnología a la cual no tienen acceso la mayoría de los habitantes.
b) La apatía de la población debida a que nunca han tenido un referente político que los aglutine, que los haga sentir que ellos son los únicos que pueden cambiar aunque sea mínimamente sus destinos.
c) La falta de educación, y no me refiero a la falta de educación formal, o sea a la adquisición de conocimientos, sino a la carencia de valores, a la falta de inculcarnos la cultura del esfuerzo (que el esfuerzo no es malo, lo que es malo es el esfuerzo sin una retribución justa), a la que viene dada desde el seno de la familia. En definitiva el niño o el joven nos pueden transmitir conocimientos pero nosotros somos los únicos encargados de transmitir valores.
d) La falta de legalización de la droga. Yo sé que la mayoría de la gente en este punto estará completamente en desacuerdo conmigo, pero, la ilegalidad de algo siempre trae aparejada la violencia. Cuando una actividad es ilegal trae aparejados innumerables conflictos que no los tendría si fuese legal, por ende acarrea situaciones de violencia en las cuales se recurre a violentos, los cuales generaran más violencia y así sucesivamente. Es más, una actividad legal puede ser regulada pudiendo ponérsele estándar de calidad. Sino, fíjense lo que pasaba cuando el alcohol o el tabaco fueron ilegales.
e) Siendo México, preponderantemente, un país de paso o exportador de la droga, hay una necesidad de los países receptores de la misma de equiparar la balanza comercial y ya que ha negocios ilegales nos referimos ¿qué mejor que tratar de equiparar esa balanza comercial con tráfico de armas hacia él?
Claro, después de enumerar las causales de la escalada de estas organizaciones en la sociedad mexicana, la mayoría de ellas tiene una misma raíz: la desigualdad social, la falta de esperanzas y el aniquilamiento de los sueños de un amplio sector de la población.
Esto trae aparejado más violencia que en innumerables casos se tornan contra quienes generaron esa irritante desigualdad social.
¿Y por qué el motivo del título? Porque el sueño americano trae imbuido el concepto de progreso individual, del progreso individual aún a costa de lo que cueste, y los latinoamericanos si queremos estar exentos de ese cueste lo que cueste, si queremos estar exentos de la violencia, del narcotráfico, deberíamos pensar en un sueño distinto.
Nuestro sueño debería ser un sueño más pequeño pero más abarcativo, más inclusivo.
Nuestro sueño debería contemplar vivienda, acceso a los alimentos, a la educación, a la salud, a la participación política y social, a fomentar desde la familia los valores y el principio del esfuerzo para el bien común.
Un sueño más pequeño, sin las aspiraciones de superpoderes, pero con mayor equitatividad.
Seremos capaces de cambiar a éste sueño?
No hay comentarios:
Publicar un comentario